viernes, 22 de abril de 2011

¡La rosca que te enrosca!

Lo primero es la familia
¡No hay nada más lindo que tener la sensación de que algo bueno se aproxima!
Siendo chicos, la celebración de las Pascuas no era tal si no teníamos como regalo los huevitos de chocolate! En mi caso en particular, mis favoritos eran los conejitos bañados en chocolate blanco; ése era mi postre preferido. 

Además, el hecho de reunirse con la familia a celebrar las Pascuas es una manera de hacer perdurar las tradiciones; y como sucede con todas las fiestas religiosas, la Pascua se cierra con una buena comida ya que tanto en el judaísmo como en el cristianismo de los primeros siglos, el ayuno previo era obligatorio.

Mis recuerdos de la Pascua se amontonan en torno al almuerzo y a todo lo que mi abuela, mi mamá y mis tías cocinaban durante horas para que estuviera en la mesa del domingo.  Las ensaladas de todo tipo eran obligatorias; las preparaciones con pescado se destacaban  y cualquier otro plato relucía sobre esa mesa de domingo pascual. No obstante, todos esos preparativos iban más allá de la celebración religiosa: era la razón para unir a la familia en un domingo especial, un domingo de celebración y disfrute.
Y por encima de todo lo que se había comido y bebido, sin importar la cantidad de platos que hubieran desfilado previamente, el punto final del almuerzo estaba dado por la presentación con honores de la Rosca de Pascua, un producto típico de la panadería argentina. Y quién no se ha peleado por cortar esa rosca y quedarse con la mejor parte!


¡Unas vueltas por su historia!
La Pascua es una celebración religiosa que se tomó para las máximas celebraciones judías y cristianas.  Los judíos festejan su salida de Egipto y los cristianos recogen esta fiesta y celebran la resurrección de Jesucristo.
La fiesta de Pascua es conocida por la colección de deliciosas tradiciones culinarias que destacan el final de la cuaresma.
En Argentina se destacan los huevos de chocolate, los huevos de colores, la rosca, las empanadas de Vigilia y la torta Pascualina.
La tradición de regalar huevos surge en el Imperio Romano, como un augurio de buena suerte y, para los cristianos es un símbolo de fecundidad, vida y resurrección.  

Sin embargo, el origen de la rosca de Pascua se sitúa en el año 476, en la ciudad italiana de Pavia. Un pastelero realizó un postre con forma de paloma,  símbolo de paz, amor. El pastelero le regaló ese postre a un rey bárbaro que colonizaba esa ciudad y éste, tan conmovido por el obsequio recibido, liberó a la población.
Con el correr del tiempo el postre fue modificando su forma y llegó a ser un anillo, que representa el compromiso, el amor y la amistad que une a los pueblos.

                                                                             ¡Pasemos a la receta!
En su origen, las roscas eran simples panes leudados a los cuales se les agregaban pedazos de dátiles, higos y miel. Con el transcurso de los años, esta receta de pan leudado fue modificada (los paladares y las costumbres cambian) y mediante el agregado de huevo y de leche llegamos a la receta que conocemos hoy.
Hay diferentes versiones; algunas incluyen crema pastelera, otros utilizan pasta de almendras para rellenarla o bien frutos secos o chispas de chocolate. Pero más allá de todas las combinaciones posibles, lo que no ha cambiado nunca es su forma de anillo.

Por tratarse de una masa que se hace con levadura vamos a tener que ser pacientes porque respetar el tiempo de levado es fundamental para la buena calidad del producto final.

Pasemos a los ingredientes:

Masa
Harina 500 gr
Azúcar  común 100 gr
Manteca blanda 50 gr
Levadura fresca 25 gr (o levadura seca deshidratada de panadería, 10 gr. - esta es una cantidad aproximada, ya que la fuerza de levado difiere entre las distintas marcas)
Extracto de malta 1 cucharadita (esto es opcional; el extracto de malta es un mejorador natural de las masas pero si no lo tienen, no importa)
Huevos 2
Leche 220 cc
Una pizca de sal
Agua de azahar, 1 cucharada sopera
Esencia de almendras, a gusto
Ralladura de limón,  a gusto
Extracto de vainilla, a gusto

Ingredientes adicionales -opcionales
Cáscaras de naranja confitada
Crema pastelera
Higos
Cerezas confitadas
Pasas de uva

Preparación
Lo primero que hay que hacer es fermentar la levadura. Para ello, tomamos un poco de la leche y la entibiamos. Colocamos ahí dentro la levadura y una cucharada del azúcar indicado. Dejamos que haga espuma –con este simple procedimiento sabremos que la levadura está en buen estado y que nuestra rosca lucirá espléndida. Si no hace espuma, significará que la levadura está muerta y tendremos que salir a comprar una nueva.

Si vamos a preparar la masa sobre el mármol de nuestra cocina, colocaremos los ingredientes secos en forma de corona bien amplia; luego en el centro volcaremos la leche tibia con la levadura, la manteca bien blandita, los sabores y los huevos. Aconsejo comenzar a integrar desde el centro hacia fuera ayudándonos con un tenedor o una mini espatulita. A esto se lo llama "tomar la masa".

Luego amasamos hasta lograr una masa bien lisa y dejamos reposar; colocaremos el bollo en un bol, cubrimos con film de polietileno para evitar su contacto directo con el aire y esperamos unos 30 minutos, aproximadamente, para que aumente su tamaño a casi el doble.

En cambio, si tenemos una batidora colocamos todos los ingredientes indicados en la receta en el bol, habiendo previamente fermentado la levadura con un poco de leche tibia y azúcar. Los ingredientes secos abajo y los líquidos arriba.
Hay que comenzar con la velocidad más baja para no inundar la cocina con harina volando por los aires. Seguiremos aumentando la velocidad hasta lograr que la masa se despegue de las paredes del bol de la batidora. Alcanzado ese punto, la volcaremos sobre la mesa y seguiremos el procedimiento tal como lo indicara para el amasado a mano.

Una vez levada, vamos a agregarle las frutas secas, los chips de chocolate, los frutos confitados y volvemos a amasar para integrarlos.

Armaremos las piezas a nuestro gusto (en corona grande, coronas individuales o simplemente en bollitos tamaño figazzita) y dejaremos reposar nuevamente (¡si, dos veces! primero la masa y ahora las piezas). Esto se conoce como “segunda levada”.
Una vez levadas las piezas, pintaremos con huevo batido y llevaremos al horno, tal como se indica más abajo.

·        Para la decoración
Les brindo dos posibilidades: la argentina y la española.

-Para la Argentina:
Vamos a utilizar como decoración la crema pastelera. A la mitad del tiempo de levado de las piezas es cuando debemos decorar con la crema pastelera; luego pincelamos con huevo batido la superficie libre de crema. Ubicamos sobre la crema las mitades de higos, cerezas, pasas de uva, o cualquier otra fruta abrillantada que quieran. La crema pastelera no debe pintarse con huevo porque puede quemarse y tomar sabor amargo durante la cocción.
Dejamos levar un ratito más y llevamos al horno.

-Para la española:
La crema pastelera no se utiliza. Dejaremos entonces levar hasta que "no dé más". Esto es: al presionarla con un dedo la masa se queda ahí quietita y no rebota fácilmente, sino que le cuesta, lo cual quiere decir que ya no tiene más capacidad de levado.
En ese momento colocaremos las frutas y pintaremos con un huevo batido las superficies libres. Ya está así lista para llevar al horno.

·         Cocción
Horno a 180º, precalentado. Tiempo aproximado, unos 20 minutos para piezas medianas, 30 minutos para piezas grandes. Tiene que quedar doradita, ustedes verán. También depende del horno, así que a estar atentos mientras se hornea.

¿Qué es lo que a mi me gusta?
Cuando sale del horno la pincelo con un par de cucharadas de mermelada de damasco rebajada con un poquitito de agua y calentada hasta disolver la mermelada para darle brillo.



Espero que les sirva ésta info. y que puedan prepararla. 
¡Les deseo unas felices Pascuas a todos y que la comida sea otro motivo de reunión, de amor y de felicidad! 

¡Hasta la próxima entrega!


            

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